lunes, 24 de octubre de 2011

SEXO Y ALCOHOL











SEXO Y ALCOHOL, MALA MEZCLA
Provoca impotencia y falta de placer
Pilar Ferrer, EFE

El alcohol no es un buen amigo del sexo. Está lejos de ser un poderoso afrodisíaco, como se ha creído durante años. No se trata más que de un mito completamente falso. Aunque estimulante, el abuso del alcohol no favorece el perfecto disfrute y placer sexual. Incluso puede jugarte en contra, su abuso produce problemas graves de impotencia y hasta pérdida de la menstruación.
El placer en jaque El abuso del alcohol no favorece el placer sexual. Bien al contrario, al no tener el control absoluto mental y físico, impide un correcto y saludable coito, favorece la agresividad y todo tipo de enfermedades. Entre ellas, dolencias graves de impotencia y disminución de las facultades sensuales y anímicas.
El alcohol, como los demás tóxicos, tales como el tabaco, marihuana o cocaína, y todo tipo de drogas, afecta mucho a la sexualidad. A nivel cerebral, actúa sobre el lóbulo frontal, alterando la capacidad de juicio y autocontrol.
Y modifica, en consecuencia, la percepción sensorial, los estímulos sexuales y la conducta del individuo. Un alcoholismo crónico produce polineuritis de los nervios periféricos y afecta al árbol vascular.

Naturalmente, es preciso distinguir entre una intoxicación etílica leve y otra crónica, mucho más grave. Clínicamente, se mide por la concentración de alcohol en la sangre, que puede ir desde mareos y molestias ligeras, hasta pérdida de la consciencia y un profundo estado de coma.

La relación dosis-efectos depende de cada individuo en cuestión, de las características del organismo, de las costumbres y de la calidad de vida. Hay personas que aguantan bastante ingestión de alcohol y otras que no lo toleran en absoluto.
UN POTENTE DES INHIBIDOR
En general, su abuso desinhibe y dificulta el contacto social. Aunque en principio el alcohol ayuda a las personas tímidas y retraídas, tornándolas más abiertas y conversadoras, lo cierto es que las lesiones son bastante nocivas y acaban en depresiones profundas, dolencias digestivas y neurológicas.

El deseo sexual puede ser más activo, más proclive al "flirteo" o actitudes seductoras como mayores risas, caricias, etc. Pero el placer auténtico no se logra con ingestión masiva de alcohol y puede interferir en alcanzar el orgasmo.
Los dos sexos afectados
En los varones, el alcohol provoca problemas de impotencia y puede influir en la dificultad de la erección, así como en eyaculación precoz o muy tardía, en virtud de las características de cada hombre, ya que a nivel plasmático hay un descenso de la testosterona.

En las mujeres, favorece la pérdida de la menstruación, inflamación de la vagina, falta de lubricación e irritaciones genitales. La capacidad para la penetración y el orgasmo también se ven alterados.
Para evitar estas disfunciones sexuales es preciso que el coito no esté muy ligado al episodio alcohólico. El descontrol físico y psíquico altera las relaciones interpersonales, provoca lesiones neurológicas, en los testículos y nervios periféricos.

Alteraciones hormonales, amenorrea y falta de libido son efectos en la mujer alcohólica, así como dolencias en el hígado, uno de los órganos que más sufre con el abuso del alcohol, hasta producir una cirrosis hepática.

En general, la ingesta masiva de alcohol no es una buena combinación para el sexo, sino más bien una mezcla nociva y explosiva. Las "alegrías" momentáneas dan paso a una bajada del deseo, impotencia, infertilidad y trastornos en el apetito sexual.

Naturalmente, todos estos síntomas se producen cuando se toma en dosis numerosas y continuadas. Como en todo, el signo de la mesura es básico para un sexo placentero y saludable.
ALCOHOL Y SEXO
El alcohol se ha considerado por muchas personas como un poderoso estimulante y/o excitante sexual...
El alcohol se ha considerado por muchas personas como un poderoso estimulante y/o excitante sexual, pero en los trabajos de investigación llevados a cabo se ha constatado que, tanto en hombres como en mujeres, produce efectos negativos sobre las señales fisiológicas de excitación sexual.
En el hombre, en concreto, dosis incluso inferiores a las que se establecen como límite legal para determinar si la persona está o no embriagada (0.08 %) producen efectos de supresión de la erección. Así mismo el alcohol debilita la eficacia masturbatoria y disminuye el goce y la intensidad del orgasmo masculino.
En las mujeres, incluso ingerido con moderación, dificulta la respuesta orgásmica.
Como ya señalaba Shakespeare " provoca el deseo pero frustra la ejecución"
El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, de forma que sus efectos son claramente apreciables tras la ingestión aunque solo sea de dos o tres copas. Sin embargo las personas suelen ver al alcohol como una substancia que incrementa su funcionamiento sexual. En la encuesta de Athanasiou Shaver y Tavris (1970) se encontró que el 45 % de los hombres y el 68 % de las mujeres consideraban que el alcohol incrementaba su disfrutar del sexo. Este hecho de que la mayor parte de las personas considera que el alcohol es estimulante, o al menos así lo perciban, y que aumenta su capacidad para la respuesta sexual, puede deberse a su efecto des inhibidor.

Como depresor central disminuye el funcionamiento de niveles superiores del cerebro, lo que permite una mayor autonomía de centros inferiores, (zonas más antiguas del cerebro), entre ellos los implicados en las respuestas emocionales. De esta forma las emociones se amplifican funcionalmente al disminuir el "filtro" o "mecanismo controlador" que supone la actuación de segmentos superiores cerebrales.
En consecuencia el alcohol puede alterar los comportamientos convencionales y hacer a la persona más relajada al permitirle perder el control sobre algunas de sus emociones y desinhibir conductas que ha aprendido a controlar en situaciones sociales.

De esta forma puede facilitar la aparición del impulso sexual, pero dado que también inhibe partes del SNA (Sistema Nervioso Autónomo), implicadas en la respuesta de erección, dificulta el que esta pueda llevarse a cabo y en consecuencia dificulta la penetración y el coito.
Para las mujeres el alcohol parece actuar como un activador psicológico y un inhibidor físico.
Sin embargo, son de considerar problemas adicionales que pueden presentarse con el uso del alcohol en el funcionamiento sexual.
a) Primero, si por los efectos fisiológicos del alcohol se produce algún deterioro, aunque sea esporádico, en el funcionamiento sexual, como un falta de erección o una flacidez tal que dificulte la penetración, es posible que esta situación sea vivida como un fracaso por el hombre que la padece y comiencen a desarrollarse sentimientos de ansiedad asociados a la situación de interacción sexual. En ocasiones posteriores estos sentimientos de ansiedad dificultaron nuevamente la respuesta de excitación sexual, en concreto la respuesta de erección, pudiendo establecerse de esta manera un círculo vicioso que lleve al desarrollo permanente una disfunción en el hombre. Así, en contactos sexuales posteriores el hombre se preocupará por si tendrá o no una erección adecuada. El miedo debido a que en la última o últimas ocasiones no haya conseguido una buena erección dificultará el que esta se de, lo que a su vez generará mayor ansiedad y miedo al fracaso cara a posteriores contactos. Cuando este círculo vicioso aparece, es difícil romperlo.
b) Por otro lado, el consumo continuado de cantidades de alcohol elevadas puede producir trastornos endocrinos, neurológicos y vasculares irreversibles, que reduzcan de forma permanente la respuesta sexual  http://www.publispain.com/sexologia/alcohol_y_sexo.html
4 RAZONES PARA NO MEZCLAR SEXO Y ALCOHOL
Algunos consejos que debés saber antes de destapar una botella y entrar en acción.  Por qué es mejor mantenerse sobrio en una noche hot.
La revista online BMC Public Health reveló que el 35% de los hombres y el 25% de las mujeres consultados toman alcohol para incrementar sus posibilidades de tener relaciones sexuales. ¡Gran error! Las bebidas alcohólicas activan el deseo, pero contrariamente a lo que se cree, frustran su consumación. Aquí, 4 razones para no combinar copas y sexo:
1. Willy no se levanta.
El alcohol inhibe partes del sistema nervioso autónomo implicadas en la respuesta de erección. Eso significa que es muy probable que tu amigo no reaccione cuando se lo pidas y no tengas acción.
2. Más alcohol, menos intensidad. Varias investigaciones determinaron que el alcohol disminuye el goce y la intensidad del orgasmo masculino, y que en las mujeres, incluso ingerido con moderación, dificulta la respuesta orgásmica.
3. Se vacía el tanque. Según estudios, la bebida en exceso inhibe la producción de hormonas masculinas y reduce la producción de esperma en cantidad y calidad.
4. Una de cal, una montaña de arena. En el caso de la mujer, la suerte no es mucho mejor: el alcohol funciona como un estimulante en un principio, pero en el largo plazo disminuye la libido.

















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