lunes, 18 de julio de 2011

ALCOHOL Y HERENCIA

AVANCE CIENTIFICO
El alcoholismo, una herencia peligrosa 

Los hijos de alcohólicos corren un riesgo de 4 a 6 veces mayor de padecer la enfermedad. La causa es genética, según un estudio español. 

Por Julia Tortoriello
informedeldia@claringlobal.com.ar 

El alcohol es considerado una droga social. En nuestro país, durante los últimos años el consumo entre jóvenes aumentó en forma muy significativa. En la mayoría de los casos, los detonantes del consumo suelen ser culturales, ambientales y sociales. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en España revela que en las familias en las que hay varias generaciones de alcohólicos existe una predisposición genética de 4 a 6 veces mayor a padecer la misma adicción. Los grandes bebedores pueden dividirse entre quienes toman en exceso y quienes padecen la enfermedad, esto implica tener una dependencia física con la bebida alcohólica.

“Este estudio analizó el componente genético de vulnerabilidad en el desarrollo de enfermedades psiquiátricas complejas, como es el alcoholismo”, afirmó el Dr. Miguel Ángel Jiménez Arriero, Jefe del Servicio de Psiquiatría y Coordinador de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital 12 de Octubre de Madrid. En diálogo con Clarín.com aseguró que “si bien en la historia y evolución de la medicina moderna el concepto de genoma es reciente, ahora ya ha quedado viejo dando paso al concepto de ambioma”. Esto contempla la modificación de los genes en virtud de la relación entre los individuos y el ambiente. Es decir, una de las variables que inciden en la modificación de conductas es también la genética.

En la investigación realizada en 150 pacientes españoles es que la causa genética del alcoholismo proviene de una alteración de los
genes relacionados con el sistema cerebral de recompensa. En este sentido, el resultado más novedoso del estudio es que en los pacientes alcohólicos con esta carga genética, desarrollan la enfermedad a edades tempranas y tienen ciertas características de personalidad. Son más antisociales o antisistema, con rasgos agresivos y tienen una evolución más grave de la enfermedad, en la que se puede llegar a morir. El descubrimiento reside en que estas personas compartían algunas variantes particulares de esos genes.

“En el alcoholismo el factor genético puede ser hasta en un 60% determinante”, afirmó Jiménez Arriero. En familias con antecedentes lo que aumenta es el riesgo y la predisposición. El especialista aclaró que en muchos países se han seguido estudios acerca de las conductas anómalas o enfermedades psiquiátricas severas en busca de los orígenes de los componentes biológicos. “En el caso de las adicciones, las causas pueden provenir de la herencia por el aprendizaje social. Por ejemplo, un niño que crece en el seno de una familia de alcohólicos o por la cuestión genética”, enfatizó el médico.

En nuestro país, los entendidos en el tema coinciden con el descubrimiento español. “Hace más de 20 años que en el mundo se investiga y se ha comprobado a través de varias experiencias que existe un predisponerte y condicionante genético en el alcoholismo” aseguró el Dr. Camilo Verruno, Subsecretario de Planificación, Prevención y Asistencia de SEDRONAR. Lo novedoso fue poder establecer la incidencia de 4 a 6 veces mayor de padecer la enfermedad por los antecedentes familiares. “Se dice que no es adicto el que quiere sino el que puede. Hay personas que beben mucho pero que no se vuelven dependientes físicos, en todo caso se trata de casos de abuso de alcohol”, aseguró Verruno, quien también se desempeña como Profesor de Salud Mental en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

En la Argentina, las últimas cifras arrojadas por el informe preliminar del Segundo Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado en forma conjunta por el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) y el SEDRONAR (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y lucha contra el Narcotráfico) alertan sobre la tendencia al consumo temprano de alcohol. Este informe reveló que39 de cada 100 menores de la población de adolescentes argentinos de entre 12 y 15 años ha probado alcohol. En este grupo las chicas se incorporan al consumo e incluso superan a los varones (40% mujeres y 38 % varones). En el caso de la población de 16 a 65 años, la proporción aumenta en forma significativa ya que 73 de cada 100 personas respondieron haber consumido alcohol durante el último año. Y en este grupo, los hombres predominan en el consumo de bebidas etílicas. Estos datos no implican que sufran la enfermedad, pero implican una tendencia y un llamado de atención.

“La escuela chilena, con el Dr. Jorge Mardones a la cabeza, fue pionera en esta línea de investigación genética. El estudioso demostró que 
el par 11 del cromosoma sería el responsable del alcoholismo y de otras adicciones”, señaló Verruno También mencionó otras investigaciones realizadas en Estados Unidos a través de los que separaron a hijos con historias familiares de más de 20 años de alcoholismo, tanto del padre, de la madre o en ambos casos. Estos chicos fueron criados por familias sustitutas. Y en muchos casos, esas personas demostraron tener una predisposición biológica al alcoholismo, una cierta tendencia a la enfermedad o abstinencia absoluta (otra de las conductas típicas de hijos de padres alcohólicos).

José, servidor de la oficina de servicios generales de Alcohólicos Anónimos de Argentina, emitió su opinión personal a Clarín.com: “se habla de un aspecto genético del alcoholismo. Pero no es que se hereda, sino que aumenta la predisposición. Sin dudas los hijos de alcohólicos conforman una población de riesgo, hay que advertir sobre esto”. 
http://edant.clarin.com/diario/2005/01/11/conexiones/t-902285.htm

El Factor Genético del Alcoholismo 
Tomado del Libro : LAS FAMILIAS ALCOHÓLICAS,
Autor : Dr. Ernesto Lammoglia,
Editorial Grijalbo (2000).
 Se ha comprobado que existe un factor hereditario que conlleva la propensión al alcoholismo dentro de una familia. Pero a diferencia de las herencias, como tener ojos azules o un cierto talento para el arte, no se acepta o ni siquiera se considera que el alcoholismo se transmita por los genes. Generalmente, la herencia alcohólica se ve más como "una debilidad en la fibra moral". Es un mito que los alcohólicos tienen una voluntad débil o son egoístas, el alcoholismo sí es de familia y se transmite genéticamente, no por la mente o el medio ambiente sino por la química del cuerpo, y como todas las cosas heredadas, se manifiesta sin distinción entre ricos y pobres, cualquier raza, religión o grupo étnico.
 Algunas veces este componente hereditario parece estar oculto por el hecho de que los padres o los abuelos nunca tomaron el alcohol. Cualquiera que sean las razones (ya sean de origen religioso médicas o sociales) que detuvieron a la generación anterior a beber, también detuvieron la posibilidad de mostrar su vulnerabilidad al alcohol.
 En un estudio realizado en 1973, Donald W. Goodwin encontró que los hijos de padres alcohólicos tenían una propensión tres veces mayor a volverse alcohólicos. El estudio se realizó con adultos que habían sido adoptados por familias de no alcohólicos. También comprobó que los problemas mentales no causan alcoholismo.

En Estados Unidos de Norteámerica, la " American Medical Association " ha reconocido al alcoholismo como una ENFERMEDAD desde 1956 y está "explorando activamente" las legislaciones para que se considere como tal.
En su libro Alcoholismo : La herencia Genética, la escritora Kathleen Whalen Fitzgerald apoya fuertemente el argumento de que el alcoholismo no solamente es una enfermedad, sino que se pasa de generación en generación a través de la HERENCIA.
 En 1960, el Dr. E. M. Jellinek describió la etiología de la enfermedad de acuerdo con lo que se sabía en ese momento. Recientemente, nuevos estudios han documentado la naturaleza física de esta enfermedad.
Los científicos aún no señalan a un gen en particular, o a otro mecanismo biológico específico que realmente cause alcoholismo, pero hay mucha información sobre la bioquímica de la adicción al alcohol. Sabemos que el cuerpo de un alcohólico responde anormalmente al alcohol, luego se acomoda a él y finalmente se vuelve adicto.
El cuerpo alcohólico se ajusta tan bien al ALCOHOL que no puede existir sin él. Lo que distingue a la enfermedad del alcoholismo de la bebida fuerte es una dependencia física, no psicológica. Los efectos psicológicos son secundarios y no tienen peso en el desarrollo de la enfermedad.
Es un mito que los tienen una voluntad débil o son egoístas, el sí es de familia y se transmite genéticamente, no por la mente o el medio ambiente sino por la química del cuerpo, y como todas las cosas heredadas, se manifiesta sin distinción entre ricos y pobres, cualquier raza, religión o grupo étnico. Algunas veces este componente hereditario parece estar oculto por el hecho de que los padres o los abuelos nunca tomaron el Cualquiera que sean las razones (ya sean de origen religioso médicas o sociales) que detuvieron a la generación anterior a beber, también detuvieron la posibilidad de mostrar su vulnerabilidad al En un estudio realizado en 1973, Donald W. Goodwin encontró que tenían una propensión tres veces mayor a volverse El estudio se realizó con adultos que habían sido adoptados por familias de También comprobó que los problemas mentales no causan En Estados Unidos de Norteamérica, la ha reconocido al como una desde 1956 y está las legislaciones para que se considere como tal. En su libro la escritora Kathleen Whalen Fitzgerald apoya fuertemente el argumento de que el no solamente es una enfermedad, sino que se pasa de generación en generación a través de la En 1960, el Dr. E. M. Jellinek describió la etiología de la enfermedad de acuerdo con lo que se sabía en ese momento. Recientemente, nuevos estudios han documentado la naturaleza física de esta enfermedad. Los científicos aún no señalan a un en particular, o a otro mecanismo biológico específico que realmente cause pero hay mucha información sobre la bioquímica de la adicción al Sabemos que el cuerpo de un responde anormalmente al luego se acomoda a él y finalmente se vuelve adicto. El cuerpo se ajusta tan bien al que no puede existir sin él. Lo que distingue a la de la bebida fuerte es una dependencia física, Los efectos psicológicos son secundarios y no tienen peso en el desarrollo de la enfermedad.

ALCOHOLISMO, UNA HERENCIA GENÉTICA
Se han encontrado evidencias sólidas de que la carga genética es importante en esta enfermedad, incluso cuando los niños no conviven con sus padres.
El consumo constante de alcohol se relaciona con 60 por ciento de los suicidios, 70 por ciento de los accidentes y 80 por ciento de los divorcios. La Secretaría de Salud revela que en México, por cada ocho hombres bebedores hay dos mujeres, aunque entre éstas el consumo va en aumento.
Como sucede con todas las drogas, y en la mayoría de sus consumidores, el impacto que causa esta sustancia la primera vez que se ingiere tiene efecto agradable, ya que provoca relajamiento en el bebedor, lo vuelve sociable, comunicativo y desinhibido, razones que lo motivan a repetir la experiencia.
Su camino por el cuerpo
Tras su ingestión, el alcohol tarda entre 1 y 2 minutos en llegar a la sangre, donde puede permanecer durante varias horas. Una vez en el torrente sanguíneo se distribuye por todos los órganos del cuerpo humano, afectando de forma especial a cerebro e hígado, el cual cumple la función de transformarlo en otras sustancias inofensivas al organismo. Sin embargo, su capacidad para metabolizarlo es de 20 a 30 gramos por hora, por lo que si el consumo es superior a estas cifras, la bebida permanece en la sangre, dañando al resto de los órganos.
El nivel máximo de alcohol en sangre se alcanza cuando han transcurrido entre 30 y 90 minutos a partir de su ingestión. En cambio, su eliminación requiere aproximadamente entre 8 y 10 horas, aunque es factible que se mantenga en el organismo hasta 18 horas después de haber sido ingerido.
El principal componente del alcohol, y responsable de las intoxicaciones es el etanol, el cual se ve influido por factores como la presencia de alimentos en el estómago, la cantidad de alcohol ingerida y las características de la bebida consumida, para su velocidad de absorción, su paso a la sangre y su alojamiento final en el intestino delgado.
Impacto al cerebro
El alcohol altera ciertas funciones del cerebro, lo cual repercute en la personalidad del bebedor; al principio provoca excitación y euforia, debido a que se trata de un depresor que bloquea el funcionamiento del sistema nervioso cerebral, responsable de controlar las inhibiciones. Por ello, provoca que el consumidor actúe en forma temeraria y agresiva, lo que desencadena que adopte posturas que pueden dañar su integridad física y psíquica.
Es muy frecuente que el bebedor experimente desinhibición de impulsos sexuales, fragilidad emocional y deterioro de la capacidad de juicio; asimismo, que hable aceleradamente y sin razonamiento, presente des-coordinación motriz, visión borrosa y rubor facial, así como irritabilidad y disminución de la capacidad de atención.
Estas reacciones varían según la tolerancia que cada sujeto haya desarrollado hacia el alcohol; y quienes llegan a beber en cantidades considerables pueden presentar amnesia de los acontecimientos durante la borrachera, pérdida de conciencia, estado de coma, e incluso muerte por problemas respiratorios.
Herencia maldita
Después de varias investigaciones, científicos de la Universidad de Indiana (Estados Unidos) localizaron un área en el cromosoma 1 donde se encuentra el gen o los genes que predisponen a desarrollar alcoholismo. Los resultados, publicados en la revista American Journal of Psychiatry mostraron indicios de esto, pero aún no se ha logrado precisar qué genes son; los investigadores advierten que algunas regiones en otros cromosomas también podrían estar implicadas.
La teoría de la herencia del alcoholismo encuentra apoyo en estudios realizados con niños adoptados por otras familias. Se han encontrado evidencias sólidas de que la carga genética es importante en esta enfermedad, incluso cuando los niños no conviven con sus padres.
Otros estudios profundizan sobre el papel que tienen los receptores cerebrales de la dopamina en la aparición de la enfermedad, ya que este neurotransmisor está relacionado con las respuestas gratificantes y de motivación que se producen en el cerebro.
Los investigadores aseguran que los hijos de alcohólicos no sólo pueden padecer daños emocionales y psiquiátricos; existe por lo menos uno físico: el síndrome alcohol fetal, que desarrollan los hijos de mujeres que consumieron alcohol durante el embarazo. Éste incluye algunas malformaciones congénitas en los ojos y la nariz, así como un leve retraso mental.
¿Y físicamente?
La ingesta constante de alcohol, tanto en hombres como mujeres, es causa de irritación e inflamación del estómago y daños graves en el tejido hepático (hígado); también se altera el funcionamiento de los riñones y el ritmo del corazón, además de que disminuye la capacidad del cuerpo para asimilar vitaminas y calcio. Por si fuera poco, provoca acné, caspa y resequedad en piel y cabello.
No obstante, en el varón particularmente produce efectos de supresión de la erección, aun en dosis bajas, debido a que inhibe en el cerebro la respuesta al estímulo sexual, lo cual trae como consecuencia que no haya la suficiente irrigación de sangre al pene y que de esta forma no haya erección.
Por su parte, la mujer se intoxica más fácilmente que el hombre, debido a que cuenta con más tejido adiposo (grasa), en el que el alcohol no es soluble y, por tanto, tarda más en eliminarlo.
El consumo excesivo y cotidiano de alcohol trae como consecuencia la tolerancia; es decir, el organismo cada vez necesita cantidades mayores para manifestar los efectos esperados, además de dependencia psíquica y física, de manera que al interrumpirse la administración de bebidas alcohólicas dé lugar a la aparición de alucinaciones, fiebre y presión arterial elevada, sudoración excesiva y temblores, síntomas que en conjunto reciben el nombre de “síndrome de abstinencia”.
Saber beber
Aprender a tomar es una experiencia que depende de cada individuo y de los efectos que haya tenido en su persona desde el primer contacto con el alcohol. Sin embargo, es importante saber que las bebidas alcohólicas se obtienen por:
Fermentación. Proceso químico que por medio de microorganismos se provocan cambios químicos en diferentes sustancias, llegando a alterar su sabor y consistencia. Por ejemplo, el jugo de uva produce vino o champaña (cada uno bajo condiciones distintas), tal como ocurre con cebada en agua para obtener cerveza; su graduación alcohólica es menor.
Destilación. El vapor obtenido de someter a calor un producto es enfriado para lograr una o varias sustancias nuevas en alambiques o contenedores especiales; el grado de alcohol obtenido es mayor, y ejemplos de ello son ginebra, whisky o ron.
Dependiendo del proceso al que se haya sometido, la bebida influirá directamente en la intoxicación y sus efectos.
El alcohol es una droga lícita y socialmente aceptada, inclusive con amplia aprobación cultural y tradicional, ante la cual hay que tener muchas reservas. http://impreso.milenio.com/node/8042723

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