sábado, 11 de junio de 2011

ALCOHOL, DEGRADACIÓN FAMILIAR Y PERSONAL



LA FAMILIA
La familia, en un sentido genérico es fundamental tanto para el desarrollo de la enfermedad alcohólica como para la contribución a la recuperación del enfermo; de las relaciones familia-enfermo va a depender una u otra consecuencia.
El alcohólico controla inconscientemente a su familia, de tal modo que siempre se ve a sí mismo justificado con la bebida, provocando en los familiares reacciones en círculo vicioso, al beber la familia grita, llora, se queja, suplica, reza, amenaza o disimula, protege y defiende al alcohólico ante el temor de que se divulgue su condición de tal y de esta manera la familia hace daño al alcohólico que mantiene su ingesta de alcohol y no se ve en la necesidad de dejar de beber.
La familia ensaya entonces remedios domésticos que ponen en práctica unos tras otros a pesar de su implicación entre ellos, como traerle alcohol a la casa para que no acuda a los bares, beber con él, llevarlo y esperarlo a la salida del trabajo, amenazar con controlarle el dinero, apelar a sus sentimientos:
  • ¡Piensa en tus hijos...!
  • ¡Si me quisieras…!
Todos tienen el efecto de incentivar la enfermedad y prolongarla más.
El alcoholismo no se cura con miedo o con amenazas y castigos de esta forma sólo se lograra aumentar los sentimientos de culpabilidad del enfermo (que no se sentirá tal) y los que tendrá que ahogar bebiendo.
Cosas que la familia no debe hacer
  • No le predique, sermonee o regañe; con la característica poca tolerancia para la frustración que el alcohólico tiene, esto probablemente le incitará a beber más.
  • Nunca use frases con la intención de conmoverlo emocionalmente, como: “Si tu me quisieras..., Si me quisiera a mí más que a la botella..., Si tuvieras vergüenza...”. Este método le aumentar sus sentimientos de culpabilidad, que tendrá que ahogar bebiendo aún más.
  • No haga amenazas que usted no tenga intención de cumplir, o que no sea capaz de llevar a cabo.
  • No considere a su alcohólico como un débil moral o le quite sus responsabilidades, dejándole sin un sentimiento de ser importante o de no valer nada.
  • No evite a su alcohólico situaciones en las que se pueda tener ocasión de beber; no oculte botellas, las rompa o las vacíe. Tales actos solo consiguen hacerle enfurecer o volverlo violentamente a comprar mucho más para vengarse. Tenemos que aceptar que el alcohol existe en todas partes. Y que él, por sí mismo, tiene que afrontar esa tentación.
  • Nunca le pida promesas. Pues las tendrá que romper y entonces le tendrá que engañar, las promesas y juramentos se dan fácilmente y se rompen fácilmente. Eso aumenta sus sentimientos de culpabilidad y la pérdida del respeto a si mismo.
  • Nunca discuta o ponga presión en el alcohólico cuando esté bebiendo o borracho, pues la respuesta será negativa e incluso violenta. Nunca recurra a violencia física o castigo.
  • No le tape, o encubra, o busque excusas por ser alcohólico, eso le quitaría la responsabilidad de sus actos y sabiendo que no tiene que pagar por las consecuencias de sus actos tenderá a repetirlos.
  • No tenga exceso de confianza o espere una cura inmediata cien por cien.
  • Pruebe a no ser mártir y a no sentirse avergonzado. Tampoco se crea que es usted la causa de su bebida.
  • No use a los niños como un arma contra él o los vuelva contra él. Ni él ni ellos se lo perdonarán.
Cosas que la familia del alcohólico debe hacer
  • Aprenda los hechos acerca del alcoholismo. Aprenda a distinguir entre hechos probados y prejuicios falsos acerca del alcohol y alcoholismo. Asista a conferencias sobre estos problemas, lea todo lo que vea acerca del alcoholismo, vea películas sobre el mismo tema, etc.
  • Trate de cambiar su actitud para que se ajuste a los hechos que usted haya aprendido acerca de alcoholismo.
  • Ponga a prueba esta actitud, haciendo un examen honesto de usted mismo, o acerca de consideraciones como: ¿Estoy verdaderamente convencido de que el alcoholismo es realmente una enfermedad? ¿Cuál es mi actitud hacia mi familiar: de amor, de indiferencia o de rechazo?
  • Discuta la situación con una persona que hará experimentado algún aspecto del alcoholismo, bien como alcohólico o como miembro de la familia de un alcohólico.
  • Acepte si es esa conclusión de que su familiar es un enfermo, no un vicioso ni un degenerado.
  • No beba usted absolutamente nada, aunque el alcohólico le diga que a él no le importa que usted beba: El alcohólico subconscientemente, se resiente de que su compañero no alcohólico sea capaz de beber normalmente, y eso le puede hacer que vuelva a beber.
  • No tiente adrede al alcohólico ofreciéndolo alcohol o poniéndole una botella cerca de él para probarlo. Eso es crueldad, sadismo y si él bebe, le está bien empleado a usted.
  • Estimule, anime, aliente sus nuevos intereses y participe, cuantas veces sea posible, en actividades y ocasiones que a él le gusten. Anímelo a reanudar viejas amistades. Mejor que trabajar en exceso es tener un pasatiempo después del trabajo corriente.
  • Tenga paciencia y viva día a día; el alcoholismo, generalmente, tarda en desarrollarse mucho tiempo y la recuperación no ocurre de la noche a la mañana. Acepte contratiempos y recaídas con ecuanimidad.
  • Hable a su alcohólico, acerca de su modo de beber, sólo cuando esté sobrio; el mejor momento es inmediatamente después de una borrachera, cuando la resaca, la depresión y el remordimiento predominan.
  • Explique a sus hijos que el alcoholismo es una enfermedad. Los mayorcitos harían bien asistiendo a las mismas conferencias que usted. Trate de que no vean a su padre cuando está muy borracho. Ponga objetos peligrosos fuera de la vista y esconda las llaves del coche y moto.
  • Explique a sus hijos que el alcoholismo es una enfermedad no es un vicio.
  • Acuda hoy mismo a las Asociaciones de Alcohólicos Anónimos o Rehabilitados donde le informaran de un plan de recuperación a seguir y asista a sus reuniones familiares. El familiar necesita estas terapias tanto como el alcohólico.
En resumen: No permita que el alcohólico le explote o le convenza, porque al hacerlo, usted se convierte en su cómplice para evadir las responsabilidades que le corresponden a él.
Consecuencia familiares del alcoholismo
  • El desajuste familiar: en el cual existen tensiones y disfunciones provocadas tanto por la conducta del paciente como por la respuesta de los familiares a esas alteraciones. Estos desajustes son más frecuentes cuanto más alterada es la personalidad del alcohólico.
  • La separación conyugal: legal o de hecho, culminan frecuentemente las situaciones de desajuste y supone así mismo el comienzo de la marginación familiar del alcohólico.
  • La disgregación familiar: es una situación dramática en la cual la familia estalla, con consecuencias imprevisibles, generalmente negativas.
  • La degradación familiar: define la situación en la que se asiste a una trayectoria negativa, en declive, de la familia, que llega a niveles incluso ínfimos tanto económicos, como culturales o éticos.
En tanto al desajuste familiar representa el tipo de complicación familiar de grado leve, la separación, la disgregación y la degradación integran la complicación familiar de grado grave.
A través de los mecanismos de identificación, los mayores de la familia ejercen un poderoso influjo estructurante sobre la personalidad infantil. La configuración de este influjo es ajena a factores de la vida voluntaria y depende estrictamente, en primer lugar, del modo de familia en el que vivimos.

EL ALCOHOLISMO                     Escrito por Enrique Hinojosa Serrano.            18-04-2008.
EFECTOS FAMILIARES
Es relativamente frecuente que en el contexto familiar de las personas con problemas de alcohol se den discusiones, peleas, agresiones, destrozos de bienes materiales, abusos sexuales o un largo etcétera. Hay una estrecha relación entre el consumo de alcohol y la violencia física y psíquica dentro de la familia.
Analizamos, en primer lugar, los efectos que el alcohol produce en la familia en general y, a continuación, los efectos sobre los hijos, que fundamentan básicamente la investigación posterior que realizamos.
EFECTOS SOBRE LA FAMILIA
Las relaciones familiares suelen evolucionar hacia un deterioro más o menos profundo. Los reproches, las discusiones, las agresiones, los celos, forman parte de la vida cotidiana. No es raro que esta situación desemboque en separaciones matrimoniales y en la dispersión de la familia.
De este modo, el clima es el menos indicado para el crecimiento y educación de los hijos que se desarrollan en un medio ambiente en el que se les ofrecen modelos de conducta y actitudes inadecuadas para su futuro desenvolvimiento como adultos.
Ramírez de Mingo (1963, p. 57) señala las consecuencias del alcohol para la familia:
Degradación familiar.
Desajuste familiar.
Disgregación familiar.
Separación conyugal.
Si el alcohólico es él entonces la mujer tiene que afrontar la mayor parte de la responsabilidad, ya que el marido no puede. Tiene que sustituirlo en su función de sustentador económico, realizar las tareas de la casa y encargarse de la educación de los hijos.
Alonso Fernández (1981, p. 204), entre las complicaciones familiares, señala:
Alta morbilidad para la alcoholemia y la esquizofrenia entre sus descendientes.
Frecuente desintegración del hogar.
Los hogares fundados por sujetos alcoholómanos se resquebrajan en el 94 % de los casos.
Alfonso Sanjuán e Ibáñez López (1983, p. 204), señalan algunos problemas que plantea tener un alcohólico en la familia:
Alteración de la dinámica familiar: las relaciones interfamiliares se hallan alteradas.
Rotura de la estructura familiar: los hijos suelen abandonar el hogar antes de los 18 años o son ingresados en centros del Tribunal Tutelar de Menores.
Alteración de presupuesto familiar: se produce por pérdida del empleo y por el gasto en bebidas.
Separación conyugal: es mayor el número de separaciones cuando es ella la alcohólica. La causa del alcoholismo en la separación es 17 veces superior a las separaciones por otros motivos.
Pérdida de la categoría social: se producen variaciones en el hábitat en que se inició la problemática, tendiendo hacia abajo.
Degradación laboral: pérdida del puesto de trabajo, teniendo que subemplearse o ver disminuida su categoría dentro de la empresa.
Conducta conflictiva: leve si ocasiona conflictos sociales, grave si la conducta está tipificada como delictiva.
Degradación personal y social: abandona o es abandonado por sus amistades. Se inicia el proceso de marginación social que incluye a su familia.
Como podemos comprobar los tres autores citados coinciden en la mayoría de sus conclusiones: la familia se degrada, la familia se disgrega.
Si la mujer es la alcohólica, la perturbación familiar es aún mayor. Además la familia tolera peor esta situación. Se daña más su prestigio y autoridad.
Alonso Fernández (1881, p. 205) afirma que “la alcoholización de la madre es responsable de un gran número de abortos, partos prematuros y malformaciones congénitas”.
Ramírez de Mingo (1989, p. 128) observa que si la alcohólica es ella, entonces el marido se limita a llamarle la atención y si no encuentra una solución rápida a los problemas llega a la conclusión de que no se puede vivir con “una mujer así” y se las arregla para buscar una alternativa fuera del hogar.
(En cuanto a la separación o divorcio nuestra opinión personal es que, llegados a una situación tan tensa y conflictiva y viendo que la solución es inviable después de haber intentado todas las posibles, lo mejor que puede hacerse es llevarla a cabo e intentar rehacer la vida por otro camino procurando siempre lo mejor para los hijos).
Nos ha llamado la atención las características de la mujer del alcohólico que Alfonso Sanjuán e Ibáñez López (1983, p. 202) señalan: “Cuando la esposa elige al marido alcohólico es porque ella presenta ansiedad, depresión, cuadros neuróticos, insomnio, angustia, irritabilidad, inseguridad y, a veces, aislamiento social”.
Clasifican a estas mujeres en cuatro grupos:
a)     “Sufriente”: sabe que con el alcohólico va a sufrir y encontrará dolor.
b)     “Controladora o dominante”: elige el marido inepto porque lo va a controlar.
c)     “Vacilante e irresoluta”: siente un fuerte deseo de ser amada y elige un marido que dependa en todo de ella.
d)     “Punitiva”: se muestra con el marido como una vociferante pero indulgente mujer.
La vigésima conclusión de profesor Benavente García (1986, p. 274) “Podemos afirmar que las mujeres de los alcohólicos son portadoras de una estructura neurótica de la personalidad” resumiría las características de la mujer del enfermo alcohólico con las que, personalmente, no estamos de acuerdo. Hemos podido comprobar en nuestra práctica diaria la existencia de mujeres de alcohólicos (novias, esposas o que viven en pareja) con una personalidad bien estructurada, muy positiva, con una gran fuerza para luchar contra las adversidades, abiertas socialmente y además, con un espíritu constructivo digno de admiración.
EFECTOS SOBRE LOS HIJOSEste apartado merece especial atención por cuanto trata de las repercusiones que la enfermedad alcohólica de los padres tienen para los hijos.
Lo dividimos en 4 puntos:
A) Influjos hereditarios:
Como hemos dejado aclarado anteriormente la alcoholemia carece de un determinismo hereditario específico y que “el proceso de la blastoforia, formulado por Forel, y casi equivalente a la observación popular acerca del precario estado de salud mental de los ‘hijos de los sábados’, resultado del coito realizado en estado de embriaguez, se encuentra en el sector de lo irreal pintoresco”. (Alonso Fernández, 1981, p. 102).
Hay influjos hereditarios positivos: “Así como la inclinación genética al alcoholismo es una posibilidad que permanece sin testimonios concluyentes, puede asegurarse que existen factores constitucionales predeterminados genéticamente que protegen a muchos sujetos contra la eventualidad de volverse alcohólicos porque suscitan reacciones negativas al alcohol”. (Boodwin, 1979).
Concluimos con Kalant (1980) que afirma: “El alcoholismo no es hereditario pero las influencias genéticas determinan presumiblemente algunos aspectos críticos de la interacción entre el individuo y el alcohol que pueden incrementar o disminuir la probabilidad de un uso excesivo posterior”.
B)   Síndrome alcohólico fetal:
El alcoholismo femenino ocasiona graves disturbios en la descendencia no sólo a través de la convenia psicológica sino por sus influjos tóxicos durante el embarazo.
Cualquier toma de alcohol un poco importante durante los tres primeros meses del embarazo pone en grave riesgo el desarrollo del embrión. Es suficiente el consumo de 30c de alcohol (unos 300 c/c de vino de 10º, es decir, 3 vasos de vino) para que se eleve excesivamente la alcoholemia en la sangre que nutre al embrión.
Las primeras observaciones del “síndrome alcohólico fetal” se registran durante la “epidemia de ginebra” que conmovió Inglaterra entre 1720 y 1750. Su origen fue el levantamiento oficial de las tradicionales restricciones para fabricar bebidas destiladas. La ginebra abundante y barata inundó el país creando una grave crisis social.
El Colegio de Médicos consideraba a la ginebra como “una causa de niños débiles, enfermos y destemplados”. Según Jones Smith (1973) y Dehaene et al. (1977) “el síndrome del alcoholismo fetal” (sic) comprende 4 tipos de anomalías:
a)     Dismorfia craneofacial: microcefalia, hirsutismo frontal, estrabismo o miopía, oblicuidad antimongoloide de las hendiduras palpebrales, nariz aplastada, hipoplasia de la mandíbula, paladar alto y hendido, boca grande con labios finos.
b)     Desarrollo psicomotor deficiente asociado con inquietud, hiperexcitabilidad e insomnio, oscilando el coeficiente intelectual entre 50 y 80.
c)     Déficit en el incremento tanto intrauterino como postnatal.
d)     Dismorfias asociadas no específicas, sobre todo, anomalías de los órganos sexuales externos, articulaciones, músculos, función motora: mala coordinación oculomotora, habilidad manual reducida, lateralización defectuosa, y el sistema cardiovascular con cardiopatías en forma de comunicación interauricular o interventricular.
Alfonso Sanjuán e Ibáñez López (1983, p. 121) definen la “Teratogenia” como “el daño que puede hacerse al huevo, embrión o feto por la toma de alcohol”. Y describen así los síntomas:
En los hijos de madre fuertemente alcohólica aparecen mayor número de malformaciones craneofaciales, cardiovasculares, oculares, de las extremidades, cataratas, cardiopatías y graves alteraciones del desarrollo somatopsíquico de los hijos. Aparecen en el 50% de los hijos de madre muy bebedora.
Las alcohólicas dan a luz hijos pequeños para su tiempo de gestación, con hipoglucemia, poliglobulia y dificultad de termorregulación. Este mecanismo intrauterino se acompaña de debilidad mental. Somáticamente estos niños presentan cara aplanada, nariz pequeña, asimetría facial, ojos pequeños, microcefalia y crecimiento deficiente. El 43% de los niños de madre alcohólica presentan síndrome de alcoholismo fetal, según estadísticas francesas recientes.
Su aprendizaje y desarrollo son inferiores a la media. Se ha comprobado que tienen menor número de neuronas y su organización cerebral está perturbada.
Alcohol y aborto también están relacionados. Las tasas de aborto son más altas en mujeres alcohólicas. (Cf. Alfonso Sanjuán, 1983, p. 121 y ss.).
Malka (1988, p. 109) afirma que hace sólo 15 años que se reconocen las consecuencias sobre el feto de la ingestión de bebidas alcohólicas de la mujer embarazada.
Lemoine (1968, p. 471) abordó el tema por primera vez y relacionó numerosas anomalías halladas en niños nacidos de padres alcohólicos. (Es interesante subrayar que se hablaba de padres alcohólicos y no de madre alcohólica, pues se consideraba el alcoholismo exclusivo del hombre).
Este síndrome de alcoholismo fetal lo describe Lemoine en 1968 y le asocia al nacimiento:
Un retraso de crecimiento.
Anomalías morfológicas que afectan al cráneo y los miembros.
Malformaciones diversas.
 El niño nace con poco peso y su talla es pequeña. Las anomalías que presenta son sobre todo craneofaciales: microcefalia, hirsutismo, implantación baja del cabello, frente abombada, nariz corta con base casi inexistente, labios delgados con hundimiento del labio superior, a veces coexisten labios liporinos, hipoplaxia maxilar y retrognatismo, baja implantación de las orejas y mal pegadas, cuello corto, tórax en embudo, displasia de las caderas, anomalías cardíacas (son las más frecuentes), anomalías genitourinarias (riñón en forma de herradura, hipoplasia renal y de los labios a nivel genital externo).
Durante el primer año, el crecimiento se limita a 2/3 del normal. Este retraso persistirá durante los primeros años. El aspecto del niño es relativamente armonioso.
La microcefalia persistirá acompañada de un retraso psicomotor más o menos importante.
El coeficiente intelectual (CI) medio se sitúa en 65, pero se pueden observar retrasos más importantes (CI = 50). Estos bebés adquirirán el aprendizaje de forma tardía: retraso en la sedestación, en el caminar (a menudo hacia los 18 meses - 2 años), cogen mal los objetos, falta de coordinación entre el ojo y la mano.
También tienen trastornos de comportamiento: agitación, hiperactividad, trastornos de sueño, dificultades de aprendizaje escolar, falta de coordinación, dislexia.
Es importante la actitud de la madre en este período si persiste en la intoxicación o no.  En la actualidad se admite que el etanol tiene un efecto teratógeno directo. Si se hace ingerir alcohol a una gestante el índice de los tejidos fetales es el mismo que el que circula por la sangre materna.
Desde mediados del siglo XIX se imputan al etanol algunas lesiones de gónadas, ovarios y testículos que provocan una alteración del epitelio germinativo y afectan el material genético.
Malka (1988, p. 109 y ss.) distingue los siguientes períodos y efectos:
A) Período embrionario: Es el período donde se producen los abortos espontáneos. Es muy difícil que se relacionen con su verdadera causa, es decir, con la intoxicación etílica.
B) Período fetal: En este período se constituirá el “síndrome de embriofetopatía”, el cual puede ser más o menos completo, oscilando entre una malformación aislada inespecífica y un síndrome de malformación completa.
Si el etanol se toma durante los primeros meses del embarazo aparece un síndrome de alcoholismo fetal. Si la ingestión sólo ocurre durante los últimos meses provoca únicamente un retraso en el crecimiento intrauterino y el niño nace con un peso y una talla inferiores a las normales, pero su morfología es correcta.
C)  Primeros meses: Además de los peligros somáticos que presenta el niño durante la gestación o durante la lactancia por pasar el alcohol por la leche materna, los peligros son manifiestos en los primeros días y meses: por falta de ayuda en las atenciones al niño y por los frecuentes errores o peligros a los que está sometido en las fases de alcoholismo agudo con la madre. La calidad de las relaciones madre-hijo tiene fuertes repercusiones sobre la seguridad posterior del niño y es indispensable para una buena formación del Yo y para una maduración armónica de la personalidad. Está claro que los bruscos cambios de carácter y de comportamiento inducidos por el alcohol no pueden dar el lógico y normal equilibrio al niño. Este se ve distorsionado por las fases totalmente diferentes e incluso contradictorias de los afectos maternos.
Respecto a beber delante del niño es muy peligroso ya que muy tempranamente se fijan y aparecen las imitaciones: el 43% de las muertes infantiles del primer año al tercero son por intoxicaciones alcohólicas y por medicamentos. (Cf. Alfonso Sanjuán, 1983, p. 206).
Tampoco tienen la debida higiene, ropa limpia, abandono de la alimentación, sin control sanitario o médico necesario y con desorden en todas las actividades de su vida.
D) Niñez: Todo lo existente en una familia se refleja en los hijos, y tanto el alcohol como el desbarajuste y caos que existe en una familia con una o varias personas alcohólicas se acusa directamente en los niños.
La responsabilidad de los padres no se limita sólo al plano material de satisfacer las necesidades inmediatas, sino que abarca también satisfacer las necesidades afectivas y éstas están deterioradas o ausentes con un progenitor alcohólico.
Alfonso Sanjuán e Ibáñez López (1983, p. 207) señalan en el plano físico que estos niños, a los 8 meses de edad, tienen una reacción más pobre respecto a los estímulos. Su respuesta al levantarse, sentarse, coger objetos, subir escaleras, rodar e imitar no tiene la riqueza de otros niños.
El desarrollo físico e deficiente en talla y peso. A parir de los 16 años tiende a normalizarse.
Sufren más hospitalizaciones y enfermedades que la media de su ambiente y éstas son más duras y traumatizantes porque pasan la enfermedad prácticamente aislados y privados de afecto y cariño.
Presentan con mayor frecuencia que otros niños dolores de cabeza, vértigos, dolores abdominales y enuresis.
En el plano psicológico, si la madre es la alcohólica, es aún peor y si son los dos mucho más grave.
Muy pronto aparecen trastornos emocionales y de conducta que hacia los 8-12 años se agudizan.
A los 13 años aparece una marcada hostilidad hacia el padre alcohólico, que a lo largo de los años suele transformarse en indiferencia.
No es raro que aparezcan fases de histeria, depresiones y distorsiones de la personalidad en cifra muy superior a la media.
La disminución de la media de la inteligencia no es debida al alcohol, sino por el ambiente bajo, depresivo, sin horizontes y frustrante que respira el niño y le impide la curiosidad y motivar y estimular su inteligencia. (Esto no quita que algunos hijos de alcohólicos hayan sido de las personas más inteligentes de la Humanidad).
Las relaciones padre-hijo y madre-hijo son desequilibradas. La posible sustitución del papel de padre por la madre o de ambos por un hermano mayor conllevan un cataclismo emocional.
En la escuela tiene un rendimiento más pobre que la media, acompañado de astenia, desgana, lentitud y pereza intelectual e inhibición.
Suelen ser inadaptados al medio y al grupo en el que se desarrollan, con lo que se agudiza su aislamiento.
Suele existir un gran miedo a que los compañeros y profesores conozcan la situación familiar, apareciendo inseguridades, temores, vergüenza y falta de estímulo para estudiar. Sin un gran apoyo por parte de los profesores son incapaces de conseguir un resultado positivo en los estudios.
Si el profesor no conoce el problema y no ayuda al muchacho se crea una situación de infravaloración que le impide continuar estudiando.
En resumen, los niños son las primeras víctimas inocentes de estas situaciones producidas por el alcohol. Víctimas por cuanto se conculcan sus más elementales derechos: el sustento y el afecto. Inocentes por cuanto se les ocasiona un daño que no merecen y en cuya causalidad no han participado.
En cuanto a su personalidad el perjuicio puede adquirir proporciones descomunales.
Árboles González (1995, p. 218) afirma que “los hijos de los alcohólicos suelen ser individuos tristes y traumatizados, con una personalidad deficientemente estructurada y con una evidente predisposición a sufrir cualquier tipo de trastorno psíquico”.
Al alcohólico parece no afectarle ni interesarle las dificultades y los problemas de sus hijos. Tan perniciosa es la actitud hostil y los malos tratos, como puede serlo la inhibición ante estos temas.
Alonso Fernández (1981, p. 122) enumera la morbilidad psiquiátrica entre los hijos de los alcohólicos. “Psicosis esquizofrénica, trastornos de conducta y la misma alcoholomanía”.
Mendonça (1976), mediante un estudio comparativo de un grupo de 100 niños de padre alcohólico con un grupo testigo, llega a la conclusión de que los primeros sufren alteraciones del desarrollo psicomotor (especialmente la inestabilidad y lentificación), desequilibrio emocional y un rendimiento escolar insuficiente: “el rendimiento escolar de los hijos varones alcohólicos se ha mostrado muy inferior al de los demás niños, con un retraso considerable o incluso con una total ausencia de aprendizaje”.
En nuestra investigación tratamos de confirmar y ampliar estos datos.
Resumimos los efectos que el alcoholismo produce en los hijos, según los autores citados, referentes a la personalidad y su rendimiento escolar:
a)     En cuanto a los efectos psíquicos:
·         Personalidad inmadura.
·         Distorsiones de la personalidad.
·         Trastornos emocionales.
·         Trastornos de conducta.
·         Histeria y depresiones.
·         Inseguridad producida por carencia afectiva.
·         Inadaptación social.
b)     En cuanto al Rendimiento Escolar:
·         Desarrollo psicomotor deficiente.
·         Habilidad manual reducida.
·         Lateralización defectuosa.
·         Coeficiente intelectual entre 50 y 80.
·         Aprendizaje y desarrollo inferior a la media.
·         Adquisición del aprendizaje en forma tardía.
·         Rendimiento escolar insuficiente e inferior a la media.
Podemos afirmar que cuando en una familia hay un miembro alcohólico toda la familia es alcohólica, en el sentido de vivir juntos una problemática angustiosa con efectos negativos y que repercuten, indudablemente, en el desarrollo físico, emocional, intelectual y social de los hijos. Esta es la hipótesis de nuestro estudio.

El Alcoholismo
Definición : Existen muchas formas de definir, ya sea el alcoholismo como a la persona dependiente del alcohol, pero de todos es bien conocido que se considera que una persona es alcohólica cuando pierde la libertad de abstenerse de consumir alcohol.
Por tanto, el alcoholismo es una enfermedad adictiva en la que el enfermo no puede controlar el consumo de alcohol que en la mayoría de las ocasiones es un consumo excesivo y prolongado.
Todo lo que se ha expuesto, como lo que se continuará detallando afecta tanto a hombres como a mujeres, por lo que, debemos considerar todo el análisis por igual para ambos sexos. Bien es cierto que se deberán tener en cuenta algunas matizaciones, pero desde un punto de vista globalizador, existen muchos puntos comunes.

Clasificación: Vamos a intentar dar algunos de los criterios para clasificar los diferentes tipos de alcoholismo, evidentemente, no es una clasificación cerrada ni única.
Los adultos pueden clasificarse, según la cantidad de alcohol que consumen, en:
1.- Abstemios: Serían aquellas personas quienes no disfrutan o muestran un desagrado activo al gusto y a los efectos del alcohol y en consecuencia, no tienen interés en repetir la experiencia.
Igualmente están los no bebedores preocupados, que no solamente se abstienen si no que buscan el persuadir o coaccionar a otros que comparten su abstención.
2.- Bebedores sociales:  Beben con sus amigos. El alcohol es parte de su proceso de socialización, pero no es esencial, y no toleran una embriaguez alteradora. Esta embriaguez es rara, puede ocurrir sólo durante una actividad de grupo, tal como una boda, una fiesta o el día de año viejo, momento en que se permite bebida en exceso.
3.- Alcohólicos Sociales: Se intoxican con frecuencia, pero mantienen ciertos controles de su conducta. Prevén las ocasiones que requieren, de modo rutinario, tomar “un par de copas” antes de ir a casa. Son personas que les gusta ir siempre a los mismos lugares de bebida con gran tolerancia al alcohol. Un alcohólico social encontrará tiempo para una copa por lo menos, antes de la cena. Su bebida no suele interferir en su matrimonio ni gravemente en el trabajo mientras mantenga esta situación.
4.- Alcohólicos: Se identifica por su gran dependencia o adicción hacia el alcohol y una forma acumulativa de conductas asociadas con la bebida. El término alcoholismo se aplica al desajuste social que se presenta en las vidas de los individuos adictos y de sus familias.
Causas del alcoholismo: No se podrían dar causas únicas y comunes para todas las personas con problemas de bebida, pues, además, los efectos del alcohol varían de un individuo a otro a iguales dosis, interviniendo factores de orden biológico, psicológico, cultural, social, moral, etc.
Es por ello que, podríamos, considerar como las principales causas que propician el alcoholismo: las costumbres familiares, las presiones personales y sociales, la educación y entorno social en el que el individuo se ha desarrollado y cómo le ha marcado de una forma u otra, posibilitándole desarrollar estrategias de afrontamiento o no, una autoestima no adecuada a las demandas sociales, que intenta suplir con el consumo de alcohol.
De todos modos, más adelante volveremos a hacer referencia respecto al “porqué” la gente consumo sustancias tóxicas y mantiene ese comportamiento.
CONSECUENCIAS POR UN CONSUMO PROLONGADO DE ALCOHOL
Los efectos o resultados adversos que se obtienen por el consumo de alcohol mantenido en el tiempo son múltiples, por lo que vamos a intentar destacar las complicaciones que van a impedir desarrollarnos como personas libres en nuestro ambiente familiar, laboral, social, etc.
Problemas y deterioro Físico
La mayoría de las personas no suelen darle importancia a los efectos que el alcohol puede producirles a nivel orgánico, o creen que podrán reconocer el momento en que tienen un problema y dejar de beber por su cuenta antes de que ese  problema se convierta en algo serio. Es decir, atacan los problemas a largo plazo con soluciones a corto plazo como dejar de beber durante una semana, tomar vitaminas y no tomar cerveza.
Veamos una panorámica general de los problemas físicos causados por el alcohol. En general, suele ser cierto que cuanto más tiempo y más cantidad de alcohol se haya bebido, mayores serán las consecuencias físicas negativas. Los problemas más conocidos como la cirrosis hepática o el “Cerebro Húmedo” (Síndrome de Korsakoff) suelen producirse después de 15 ó 20 años de beber mucho. Sin embargo, los problemas médicos no surgen repentinamente después de que pasen esos años. La cirrosis o el daño hepático irreparable no ocurren sin antes enviar algunos avisos. Los sistemas corporales están siendo atacados mucho antes; el daño está comenzando a manifestarse.
Las causas de los problemas físicos del alcohol tienen dos orígenes:
1. - El alcohol tiene un efecto directamente irritante sobre todas las partes del cuerpo.
2. - Con el uso continuado del alcohol, una persona puede llegar a estar desnutrida. Ciertas vitaminas o proteínas pueden que no se tomen en la dieta, o puede que no sean absorbidas por el cuerpo.
Ya se ha dicho que los problemas físicos se producen de forma progresiva. De este modo puede que se pase de una etapa en la que no hay síntomas a una en la que comience a haber síntomas de tipo medio y luego a síntomas graves que limitan tu vida muy seriamente. Así, los problemas pueden pasar de ser reversibles a irreversibles o sin posibilidad de mejoría.  Veamos la ruta que sigue el alcohol y los efectos que produce:
El Sistema Digestivo superior.
Pasa a través de la boca al esófago, garganta y estómago, produciendo un efecto abrasivo sobre las capas protectoras. El esófago puede inflamarse y producir esofagitis.
Las paredes del estómago también pueden irritarse; los músculos del estómago pueden volverse más fláccidos, producirse más ácidos, resultando el contenido más irritante, dañando las mucosas y paredes protectoras del estómago y produciendo gastritis o inflamación de las paredes del estómago. Síntomas: acidez, indigestión, vómitos y náuseas constantes.
Si los daños sobre los tejidos continúan se produce la úlcera péptica, dejando las zonas musculares expuestas a dolores o a perforaciones, manifestándose a través de dolores de estómago y sangre en las heces o vómitos.
Para todos estos tipos de enfermedades del tracto superior digestivo, es necesario parar de beber para detener la irritación y disminuir la producción de ácidos. Para la úlcera péptica a veces es necesario recurrir a las intervenciones quirúrgicas para extraer los tejidos dañados.
A más largo plazo, un problema menos predecible y más difícil de controlar que puede ocurrir son los cánceres del tracto superior digestivo. La incidencia de los cánceres de boca, garganta y estómago es mayor en las personas con problemas de bebida.
Tracto digestivo inferior
El alcohol pasa del estómago al intestino delgado, casi sin sufrir transformación alguna, pues el alcohol necesita poca digestión. El alcohol en el intestino disminuye la capacidad para absorber vitaminas importantes. Esta dificultad de absorción de principios alimenticios fundamentales hace posible que se produzcan otras complicaciones físicas debido al alcohol.  El Páncreas. Produce enzimas que transforman las grasas, proteínas y carbohidratos, siendo una parte importante del sistema digestivo. El uso del alcohol altera su funcionamiento, pudiendo provocar Pancreatitis, Diabetes, Peritonitis, etc.
La mortandad por causa de enfermedades relacionadas con el páncreas es alta (30% de las personas que padecen pancreatitis mueren)
Desde el intestino delgado, el alcohol circula por todos los órganos del cuerpo, y se distribuye por todos los tejidos corporales por medio del flujo sanguíneo.
Sistema Nervioso y Cerebro
Los daños que produce el alcohol sobre los tejidos nerviosos se deben a la acción combinada del alcohol como sustancia tóxica, y a la falta de vitaminas, concretamente la B1 o tiamina. Los problemas más comunes del sistema nervioso son:
Neuropatía periférica: las fibras nerviosas de las piernas y brazos están dañadas. Sensación de debilidad muscular, dolor o calambres después de beber. La neuropatía es reversible y la recuperación se produce cuando se deja de beber, se toman vitaminas y se sigue una dieta adecuada.
La Enfermedad de Wernicke: enfermedad reversible que afecta a las células del cerebro relacionadas con el pensamiento, sentimientos y la memoria. Cuando se padece produce excitabilidad, desorientación, pérdida de memoria y problemas visuales. De nuevo, la abstinencia, las vitaminas y una dieta correcta podrán corregir este problema.
Síndrome de Korsakoff: se procede como progresión de la enfermedad de Wernicke y es irreversible. Al producirse, la persona parece estar mentalmente alerta, pero si se observa con más atención, se notará que existen problemas intelectuales. No puede aprender cosas nuevas ni memorizar nada que se le diga. El pensamiento es rígido, no puede cambiar de tema de conversación o sus pensamientos. Sustituye los hechos olvidados por otros que no son tal (confabulación).
Degeneración Cerebelar. El cerebelo es la parte del cerebro que coordina los movimientos y el controla equilibrio. Cuando se ve afectada, la persona puede sentir dificultades para andar. La recuperación no siempre es completa.
Corazón: El alcohol que circula alrededor de los vasos sanguíneos los daña. El resultado final se conoce como Cardiomiopatía Alcohólica El corazón aumenta de tamaño y presenta un tono muscular fláccido. Por ello, tiene que hacer más esfuerzo para poder funcionar bien. El pulso y la presión sanguínea aumentan. Ocasionalmente, la bomba cardiaca se deteriora y “explota”, a causa del exceso de trabajo, produciendo un Fallo congestivo cardiaco. Se producen también, graves dificultades respiratorias, arritmias cardiacas, y edemas (bultos en los pies, piernas, etc., por retención de líquidos) que pueden limitar y poner en peligro la propia vida.
Hígado : Una vez que el alcohol circula por los fluidos del cuerpo, pasa por el hígado donde es transformado. A veces este órgano se ve influido por el efecto tóxico del alcohol. Podremos encontrar:
Hígado graso: aumento de la grasa en el hígado, porque se queman un menor número de grasas cuando el alcohol, que es un carbohidrato, está más fácilmente disponible que otros compuestos. Los síntomas son: se nota la presencia del hígado bajo el tórax, los análisis del hígado pueden ser anormales y no hay dolor. La recuperación se completa dejando de beber.
Si no se deja de beber, las células del hígado pueden inflamarse, produciéndose La Hepatitis. Los síntomas son: disminución del apetito, náuseas y vómitos, dolor abdominal, ictericia (tono amarillento de la piel y de la parte blanca de los ojos).
Tratamiento largo y abstinencia completa de alcohol, reposo, dieta y vitaminas. Si continúa bebiendo aumentará el número de células muertas y a veces se producen cicatrices en el hígado que forman la Cirrosis. La cirrosis o cicatrización de los tejidos del hígado y disminución de su capacidad de funcionamientos es irreversible.
La cirrosis puede llevar a muchas complicaciones que son causa de muerte. Algunas de éstas son: Varices esofágicas (venas varicosas en la garganta). Ascitis: acumulación de líquidos en la cavidad abdominal. En ambos casos la causa es que la cicatrización de los tejidos del hígado evita el paso de sangre a través de los vasos sanguíneos que conectan el intestino con el hígado. Fallo hepático: cuando el 70 % del hígado está dañado, deja de funcionar produciéndose estupor, coma y finalmente la muerte.
Sistema Respiratorio: Los alcoholes de alta graduación suelen producir una baja resistencia a las infecciones debido a la tensión a la que someten al cuerpo, así como a deficiencias nutricionales, por eso los enfermos alcohólicos son más susceptibles de las Neumonías y Tuberculosis. A la vez podemos encontrar enfisemas, una enfermedad que provoca dificultades respiratorias, así como Cáncer de pulmón.
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Consecuencia de la ingesta de alcohol durante el embarazo
Es una droga que puede dañar al espermatozoide y al óvulo antes de la concepción, y también al embrión en desarrollo. Numerosas investigaciones han demostrado que beber alcohol en exceso es perjudicial para tu hijo. No es probable que él bebe se vea afectado si oca-sionalmente bebes una copa, pero contrólate si bebes mucho y nunca te emborraches. Los principales riesgos para el niño en gestación son el retardo mental, el daño cerebral y del sistema nervioso en general. El exceso de bebida alcohólica también puede producir la muerte perinatal. Distintas investigaciones indican que el daño que el alcohol puede provocar es variable: algunas grandes bebedoras parecen no tener consecuencias, mientras que otras mujeres que beben poco sí las sufren. La única certeza es que, evitando el alcohol no se padecerán sus consecuencias.

Alcoholismo Familiar Perfil familiar
El perfil más frecuente de la alcoholmanía familiar viene dado por la transferencia del alcoholismo paterno a los descendientes masculinos. Pero ésto no es genético, no deriva de una supuesta herencia vinculada al sexo, sino que es el producto de la identificación de un niño con su padre alcohólico. Muchos adolescentes detestan la conducta alcohólica del padre y luego lo imitan.
Generalmente a los niños la conducta alcohólica de los padres les genera culpa y vergüenza pues se sienten responsables. La propia interacción familiar es el factor responsable de la alcoholdependencia intrafamiliar. Por lo tanto, enfermedad familiar no es sinónimo de enfermedad hereditaria.
Personalidad Infantil Prealcohólica. Los niños prealcohólicos muestran un modelo de personalidad que podemos resumir en los siguientes rasgos:
Inmadurez afectiva: excesiva necesidad de amor e intolerancia a la frustración. Lo que desean o necesitan, lo quieren ya. La excesiva necesidad de amor no se manifiesta en una conducta dependiente dado que la represión intrapsíquica hace que experimenten temor a dichos contactos.
Inmadurez emocional: se manifiesta por respuestas emocionales inadecuadas, son hipersensibles y a veces impulsivos.
Fuerte represión psicológica: este mecanismo es el que domina la psiquis de estos niños, lo que hace que todos sus proyectos se le presenten como imposibles o inalcanzables. Tienen un exagerado temor al riesgo y falta de fe en el logro de los objetivos propios, por lo que son pacifistas, miedosos, desesperanzados, indiferentes o aburridos.
Características de su conducta: Son la pasividad y la autonomía. La pasividad es el equivalente externo de la represión. Suele sustituirse la pasividad por actitudes de evasión cuando aparecen situaciones conflictivas. La autonomía no es sinónimo de independencia sino que es producto de la represión de la exagerada necesidad de dependencia.
Actitud amistosa hacia los demás pero siempre en un plano comunicativo superficial , otras veces se muestran poco sinceros e indiferentes hacia el prójimo.
Etiología Psicosocial y Familiar
Existen una serie de factores concretos psicológicos y sociales en la etiología del alcoholismo.
Orden Psíquico: Personalidad alcohólica, debido a los modelos familiares o de personas influyentes en el niño con los que puedan identificarse parcialmente tomando una sola parte de él; la conducta alcohólica.
En el orden sociopolítico: la falta de libertades y de una comunicación sincera a través de los medios de comunicación.
En el orden sociocultural: la industrialización deshumanizada, el factor cultural de beber en cualquier momento y en cualquier lugar y la propaganda del alcohol.
En el orden socioeconómico: la miseria y la marginación.
Alcoholismo Infantil
Para prevenir el alcoholismo puede actuarse sobre dos grupos de niños especialmente predispuestos a esta adicción.
Los que incurren en algún episodio de embriaguez entre los 9 y 18 años y que la viven como una elección de sus potencialidades o como una liberación de una situación insoportable.
Los niños en cuya personalidad encontramos los rasgos típicos de la personalidad prealcohólica.
Casamiento de los Alcohólicos
La esfera sexual de los alcohólicos está teñida por las características antes mencionadas de represión y pasividad. Por lo tanto lo instintivo no puede integrarse con lo afectivo. Se establece una diversificación entre el instinto sexual y el sentimiento amoroso lo que determina un estado de inmadurez psicosexual.
Si sobre ellos no actúan incitaciones ambientales no se desarrollan intereses sexuales. Esto sucede sobre todo con los varones. Si están presentes estos influjos ambientales aparece muchas veces una actividad sexual desorbitada, donde no hay autocontrol y da como resultante una conducta erótica montada sobre los instintos.
Cuando el sujeto incorpora a su vida el alcohol experimenta un cambio. Cesan las inhibiciones, se liberan de los temores sexuales e inician el contacto femenino.
La liberación de las inhibiciones sexuales no se produce en los varones antes de haber iniciado su alcoholmanía, muchos de ellos hubieran permanecido solteros de no haber suprimido los mecanismos represivos con el consumo de alcohol.
Entre las mujeres la supresión de las inhibiciones sucede por lo general en forma precoz, casi siempre antes de iniciarse en el alcoholismo, a causa que sobre ellas pesan las incitaciones sexuales ambientales en mayor medida que sobre los hombres. Por eso muchas de ellas se casaron antes de establecerse el alcoholismo.
La mayor parte de los hombres eran alcohólicos antes de casarse, en cambio la mayor parte de las mujeres inician los excesos alcohólicos después del casamiento, muchas veces como consecuencia de una situación matrimonial conflictiva.
Alcoholismo Femenino
Un trauma específico de carácter sentimental figura generalmente como motivo de la entrega femenina al alcohol. La mujer alcohólica tiene una imagen de sí misma distorsionada, con una baja autoestima y siente que no logró obtener lo que deseaba en su juventud. Esto se acompaña de una fuerte necesidad de dependencia, trata de apoyarse en los otros para elevar el concepto de sí misma.
Si bien la mujer alcohólica tiene fuertes motivaciones concientes de su rol sexual, en su inconciente prevalece la identificación masculina, algunas veces adoptan conductas masculinas desarrollando fuertes tendencias de agresividad e independencia sobre un fondo de hiperactividad. Esto suele ocasionar dificultades en la relación interpersonal hombre-mujer.
También puede observarse que frecuentemente han vivido una privación afectiva en la infancia por pérdida precoz de algún progenitor.
La mayoría de las alcohólicas ingieren el alcohol en soledad y presentan trastornos afectivos, en cambio los hombres tienen signos sociopáticos y son más agresivos. En la conducta sexual de la mujer alcohólica coexisten con cierta frecuencia promiscuidad y frigidez.
Al comienzo suele prevalecer una actividad heterosexual alta que se va deprimiendo después, a medida que el alcoholismo progresa. Las consecuencias del alcoholismo son más graves porque la alcoholización crónica se instaura más rápidamente y toma un carácter más destructivo dado que el organismo femenino está peor equipado para metabolizar el alcohol y porque el matrimonio de la alcohólica se rompe más fácilmente pues el hombre tolera menos el alcoholismo femenino.
La mujer alcohólica suele elegir para pareja a un sujeto dominante y frío o siguiendo el modelo paterno a un alcohólico.
El alcoholismo femenino ocasiona graves disturbios en la descendencia no sólo a través de la convivencia psicológica, sino por sus influjos tóxicos durante el embarazo.
Cualquier toma de alcohol un poco importante durante los tres primeros meses de embarazo pone en grave riesgo el desarrollo del embrión. Ver en "Mujer embarazada."
Las Esposas de los Alcohólicos
*La conducta de éstas mujeres está determinada por la situación en la que ella se encuentra con relación al alcoholismo de su marido. Los distintos estadios del alcoholismo del marido producen en ella cambios de conducta que él utilizará para justificar su adicción.
La conducta de la esposa está determinada por sus propios trazos de personalidad y ellos favorecen la conducta alcohólica del marido.
Whaler dice que la mujer que vive por más de 10 años con un alcohólico es porque está motivada por su personalidad patológica y distingue cuatro tipos de esposas: la masoquista, la sádica, la dominante, la indecisa.
Pero debe reconocerse que a lo largo de años de convivencia con un alcohólico, a toda mujer, incluso a una personalidad equilibrada le resulta difícil manterse libre de deformaciones psicológicas.
Es muy frecuente que la mujer del bebedor adopte una conducta de sobreprotección maternal dominante y castradora que perjudica a su pareja relegándola a un papel secundario o causando una inversión de roles.

Las mujeres casadas con un alcohólico tienden a unirse en matrimonios futuros a otros alcohólicos. La secuencia sería, padre alcohólico, maridos alcohólicos.
Hay esposas que adoptan conductas de abierta complicidad con el alcoholismo de sus maridos.
Algunas son afectadas por trastornos psíquicos cuando el marido se mantiene sobrio y avanza en un plan de curación a pesar de asegurar que el único deseo es que él se cure, con esto se favorece la recaída, a veces es la propia esposa que le da el primer vaso de alcohol.
Puede hablarse de relaciones complementarias patalógicas o de parejas sadomasoquistas, donde imperan sentimientos ambivalentes (amor-odio).
En esta conflictiva trama familiar los hijos forman un grupo compacto con la madre en contra del padre alcohólico. El padre se torna un personaje extraño a la familia que no quiere a sus propios hijos.
Unas familias sacrifican al alcohólico, otras son sacrificadas por él.
Consecuencias familiares del Alcoholismo
El alcoholismo es causa de complicaciones familiares que pueden resumirse en esta progresiva escala:
Desajuste familiar
Separación conyugal
Disgregación familiar
Degradación familiar.
El desajuste familiar representa el tipo de complicación más leve, las otras tres son más graves. Entre los parientes de primer grado de los alcohólicos encontramos fácilmente alcoholismo y depresión. Lo primero entre los hombres y lo segundo entre las mujeres. Por ello el alcoholismo en los hombres es primario y en las mujeres secundario a la depresión.
Pero sabemos que la depresión está subyacente en casi todo alcohólico, la depresión conduce a menudo a un consumo excesivo de alcohol y el alcoholismo puede originar un cuadro depresivo.
Los hijos de los alcohólicos pueden presentar las siguientes situaciones: alteraciones psicopatológicas:
alcoholomanía, esquizofrenia y transtornos de conducta.
La transmisión del alcoholismo a los hijos puede darse a través de dos vías:
Una indirecta, ya que en los hogares de alcohólicos los sentimientos de soledad y desesperanza proliferan entre los hijos, condicionantes éstos del alcoholismo.
Una vía directa: por un mecanismo de imitación o sobre todo de identificación parcial.
El riesgo es mayor entre los hijos que tienen el mismo sexo que el progenitor alcohólico. Las hijas de padre alcohólico generalmente se identifican con la madre y adquieren la psicología de la víctima.
Muchas veces las hijas de padres alcohólicos tienen bajo rendimiento escolar debido al desajuste psicológico que reina en el hogar. La terapia del alcoholismo debe afrontarse como una terapia familiar.