miércoles, 11 de octubre de 2023

En la dirección equivocada / Capítulo 2 - ¿Por qué quieres embriagarte? Cuarta entrega del libro

Imagen tomada de centroaccion.es/alcoholismo-hereditario/

¿Por qué quieres embriagarte?
Capítulo 2 - En la dirección equivocada

Debo aclarar al lector que no pretendo envilecer el nombre de mi padre contando esta absurda anécdota. Me siento muy orgulloso de ser su hijo, de nuestra casta, de mi apellido; privilegiado de los principios y valores que con amor y energía nos transmitió a todos sus vástagos.

Solo trato de ubicar el contexto del pensamiento generacional en aquellos días. Lo que muchos de nosotros vemos hoy como un gran error, no significa que para los hombres de esa época y de las anteriores generaciones lo fuera.

Ellos no consideraban que esas acciones ocasionales de flexibilidad y tolerancia con respecto al consumo de alcohol fuesen un grave error. Tal vez lo concebían como una minúscula inducción para preparar a sus hijos varones hacia el futuro, convencidos de su buena actuación.

Ellos también fueron objeto de una educación machista y totalitaria, colmada de errores. Antaño, los varones imponían sus conceptos a la familia e intentaban hacerlo con la sociedad, sin importar cuan desacertados estuviesen y sin aceptar réplicas. Por eso pido al lector que no haga juicios drásticos y equívocos a este gran señor —mi padre— que pongo como ejemplo frente al tema que quiero descubrir.

Siendo él un hombre virtuoso, con una educación aceptable y gozando de todas sus capacidades intelectuales, actuaba ciego ante la realidad. Incurso en el error por causa de la información transmitida genética y culturalmente desde muchas generaciones atrás.

Resalta un equívoco concepto de hombría, la creencia de que los hijos varones tenían que ser exigidos al máximo y soportar duras pruebas. Que siempre deberían demostrar su virilidad, sus aptitudes combativas y aceptar los ordenamientos de sus padres para seguir al pie de la letra su ejemplar comportamiento.

Aunque suene exagerado, podría resumirse así el mensaje: «Un hombre tiene que ser guapo (valiente), serio, trabajador, honesto, responsable, mujeriego y buen bebedor». ¡No parece tan difícil! Creo que yo pude cumplir a cabalidad con esas exigencias, sobre todo, la de ser un buen bebedor (un borrachín).

Imagen tomada de https://mott.pe/noticias/la-publicidad-de-bebidas-alcoholicas-afecta-a-ninos-y-jovenes/


«Pero mi caso es apenas un ejemplo. Lo mismo puede haberle sucedido a mucha gente».

El pensamiento de aquellas generaciones es cuestionado por muchos de nosotros, en especial por la juventud de hoy. También son polémicos temas como la virginidad, el matrimonio, el pudor, las responsabilidades civiles, los deberes y derechos de género, etcétera.

Lo peor por aquellos días era el rol pasivo de la mujer. Ella, como madre, no estaba en posición para tomar decisiones importantes, debía obedecer y apoyar a su esposo. Es por eso que me preocupa que, hoy en día, cuando el sexo femenino goza de todos sus derechos y tiene la potestad de exigir y decidir, se sigan presentando casos aberrantes e irresponsables en los que adultos ―hombres y mujeres― inducen a los menores (incluso a sus propios hijos) al consumo del alcohol.

A estas alturas de la vida deberíamos tener plena consciencia sobre la gravedad del asunto y actuar unidos para prevenir y educar con base en la experiencia. Hemos de proteger a los niños y jóvenes de hoy, y a todas las generaciones venideras en procura del bienestar de la sociedad.


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