viernes, 27 de octubre de 2023

Licencia para beber / Capítulo 3 - ¿Por qué quieres embriagarte? Quinta entrega del libro

Imagen tomada de https://es.childrens.com/health-wellness/how-to-talk-to-teens-about-alcohol

¿Por qué quieres embriagarte?

Capítulo 3 - Licencia para beber

Retomando la época de mi niñez, recuerdo que ocasionalmente tenía la oportunidad de beber un vino, un aguardiente, una cerveza, lo que fuera. «Contaba con la autorización implícita para hacerlo».

Acontecimientos como la celebración de la navidad o de fin de año, los cumpleaños, matrimonios, bautizos, confirmaciones, paseos campestres, etcétera, estaban aparentemente controlados por los padres. Ellos disponían de los alimentos, las bebidas y las actividades a realizar. Entonces, siendo así, a su antojo, todo parecía funcionar dentro de la normalidad.

Sería muy diferente si alguno de los hijos menores de edad decidiese tomarse unos tragos en compañía de sus amigos y sin autorización, quebrantando así los ordenamientos familiares. En ese caso sí se pondría al descubierto la existencia de un grave problema.

Estoy seguro de que muchas personas han experimentado esta situación. De que en algún momento de sus vidas fueron invitados, asistidos o tolerados por sus padres, tíos, padrinos o abuelos para consumir alcohol, eso sí, siempre y cuando se tratara de una ocasión especial o de una celebración hogareña.

He aquí entonces camuflada entre los seguros y afectivos lazos de la familia, una mágica, inmensa y peligrosa puerta de entrada al sórdido mundo del alcoholismo.

En mi caso, sin duda alguna, la mejor oportunidad para tomar licor se presentaba con esas celebraciones caseras. Sin señalamientos por parte de mis padres, sin reproches y sin remordimientos. En cuanto a lo cotidiano, mientras obedeciera y cumpliera con mis obligaciones académicas y oficios, no había ningún conflicto.

Cabe anotar, que los individuos no perciben ni entienden que existe un problema de alcoholismo en otros, mientras su comportamiento no les afecte a ellos de manera negativa. —Es por eso que hago referencia al cumplimiento de los deberes.

Cuando el estudiante cumple con sus responsabilidades académicas y supera algunas metas; cuando el padre de familia satisface las necesidades económicas de la casa, o cuando la señora del hogar atiende de manera satisfactoria sus compromisos familiares, entonces nadie notará que existe un problema con el alcohol, aunque sepan que esa persona lo consume continuamente. Por el contrario, la tendencia general será la de aceptarlo y reconocerlo como una justa recompensa al trabajo y al esfuerzo de quien hace las cosas bien.

En cambio, si se presentan fallas de rendimiento en las acciones de alguno de ellos, afectando de forma directa y perjudicial a quienes les rodean, surge escandalosamente la existencia de un problema y entonces todos admiten que el motivo es el consumo del alcohol. Y se adoptan posiciones fuertes de rechazo y crítica, enjuiciando al infractor y liberándose de cualquier responsabilidad.


Durante mi pubertad y adolescencia fui un gran consumidor de alcohol. De manera progresiva me hacía resistente a sus efectos y cada vez lo disfrutaba más. —Son muchas las sensaciones y vivencias placenteras que te atrapan y te satisfacen.

Es por eso que el mundo que vas construyendo te gusta, te absorbe, te fortalece. La bebida se va convirtiendo en lo más importante de tu vida. Las primeras experiencias trazan el camino por el que querrás continuar. Esa mezcla de sensaciones, sentimientos y frescas impresiones con el elíxir embriagante afianza una poderosa relación que influye en la construcción de tu personalidad.

«Se afecta desde muy temprano tu vida productiva y social, se debilita la fortaleza que albergará tu existencia».

Ya tus anhelos y satisfacciones no solo los compartirás con tu familia, sino también con esa pequeña sociedad que eliges, en especial, con quienes transitan tu mismo camino. Se arraiga de manera tan fuerte en tu vida el hábito de consumir licor, que se vuelve tan común beber como comer o practicar deportes, como estudiar, trabajar o recrearse. Y el alucinante bebedizo se convierte en tu compañero incondicional y en el complemento de casi todas tus actividades —porque así lo deseas.


 

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